El régimen norcoreano dice estar dispuesto a negociar con Estados Unidos

Como ya sucedió durante la inauguración del pasado 9 de febrero, la clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang (Corea del Sur) se han convertido en una rara ocasión para aminorar la tensión generada por el programa nuclear norcoreano y potenciar el diálogo entre la dividida península coreana, en guerra desde 1950, y también con Estados Unidos, aliado primordial del Sur.

La delegación de máximo nivel enviada por Pyongyang ha mostrado, según la oficina presidencial sureña, su deseo de entablar negociaciones con Washingtonen un gesto de buena voluntad patrocinado por la conciliadora actitud de la Administración del surcoreano Moon Jae-in, declarado partidario de la solución pacífica.

En un primer encuentro mantenido entre el jefe de la delegación, el vicepresidente del Comité Central del Partido de los Trabajadores Kim Yong-chol, y el presidente Moon, «la delegación del Norte ha admitido que las relaciones entre Corea del Norte y Estados Unidos deben avanzar al mismo tiempo que las intercoreanas, destacando que el Norte tiene bastante interés por mantener diálogo con EEUU«, explicó el portavoz de la Presidencia, Kim Eui-kyeom. «El presidente Moon ha señalado que el diálogo entre EEUU y Corea del Norte debe mantenerse cuanto antes para mejorar la relación coreana y facilitar la resolución de las cuestiones fundamentales en la Península«.

El anuncio no es original -en ocasiones anteriores, tanto Pyongyang como Washington habían declarado su disposición a conversar para retractarse en tono agresivo poco después- pero resulta significativo que, en esta ocasión, surja horas después de que el Gobierno norteamericano aprobase un nuevo paquete de duras sanciones unilaterales contra el Norte, encaminadas a estrechar el cerco energético en un nuevo paso hacia un total bloqueo naval, una decisión calificada por el régimen comunista como un «potencial acto de guerra».

En un comunicado emitido por el Ministerio de Exteriores, reproducido por la agencia oficial KCNA, se acusaba a Washington de «enloquecer en su empeño por atraer una nube de confrontación y guerra sobre la península anunciando enormes sanciones«.

Sin embargo, las erráticas declaraciones podrían corresponder a una confrontación meramente verbal destinada a disimular la voluntad de alcanzar una solución negociada, como ya sucedió con las amenazas proferidas por la Administración de Trump poco antes de la inauguración de los Juegos. Horas después del inicio de los mismos, cuando el vicepresidente norteamericano Mike Pence -el mismo que se ausentó en varios actos oficiales de Seúl para no coincidir con su contraparte norcoreana, y quien se negó a levantarse al paso de la comitiva olímpica coreana, anfitriona del evento- ya había abandonado la península, se mostró partidario de entablar negociaciones con Pyongyang.

Jefe de la Inteligencia

La nueva oferta surge de una delegación encabezada por uno de los principales hombres de confianza de Kim Jong-un. Si la comitiva enviada para la inauguraciónfue liderada por la hermana del dictador, Kim Yo-jong, representante de una diplomacia del encanto que cautivó hasta el punto de robar protagonismo al país anfitrión, la actual representación es dirigida por el vicepresidente del Partido de los Trabajadores, Kim Yong-chol, actual jefe de la Inteligencia y considerado por muchos el mentor de algunos de los ataques contra el Sur de la última década: en concreto, se le acusa de haber orquestado el atentado contra una patrullera sureña que dejó 46 marinos muertos.

Pese a las protestas de la ultraderecha surcoreana por su presencia en el país, no es la primera vez que Yong-chol visita el Sur: en concreto, lo hizo con la Administración conservadora de la depuesta presidenta Park Geun-hye en dos ocasiones: en 2010 y en 2014, ese último año representando a su país en los Juegos Asiáticos celebrados en Incheon.

Yong-chol viaja acompañado por siete altos oficiales norcoreanos, con un perfil que permite adivinar las intenciones de Pyongyang. Entre ellos se encuentra Choe Kang-il, responsable del Ministerio de Exteriores para Estados Unidos, así como uno de los responsables del dossier nuclear, lo cual podría indicar una voluntad explícita de abordar temas tabú hasta el momento como el propio programa militar del Norte. De hecho, fuentes de la Casa Azul -presidencia surcoreana- ya habían adelantado que Moon pretendía convertir la cuestión nuclear en una de las prioridades de sus encuentros. «Dada la seriedad de la situación como resultado del dossier nuclear, Moon se centrará en la necesidad de que el Norte adopte una actitud constructiva para resolver el problema y que mantenga un diálogo activo con EEUU«, había adelantado al diario Hankyoreh un portavoz presidencial.

«Condiciones adecuadas»

La delegación actual, que estará en el Sur hasta el martes, se entrevistará con el presidente Moon, con el ministro de Unificación Cho Myoung-gyon y con el responsable de la Inteligencia, Suh Hoon. Muchos consideran que el nivel de la comitiva abrirá una nueva ventana de oportunidad a la hora de mejorar relaciones. Se espera que los norcoreanos reiteren su voluntad de propiciar una cumbre entre Moon Jae-in y Kim Jong-un -hasta ahora, condicionada por el Sur a que «se creen las condiciones adecuadas para su celebración»- y aborden gestos aperturistas en ámbitos culturales y deportivos, aunque también se podría estudiar una eventual reunión de familias separadas por la guerra y posterior división de la península.

«Después de la circunspecta respuesta del Sur a la idea de la cumbre, Corea del Norte parece haber llegado a la conclusión de que sus intenciones no se entendieron claramente», estimaba Cho Seung-ryul, investigador del Instituto de Estrategia de Seguridad Nacional, citado por el diario Hankyoreh. «Su principal objetivo al venir es proporcionar una explicación y seguir trabajando para facilitar una cumbre».

En su personal cruzada por mantener vivo el diálogo con el Norte, el habilidoso Moon Jae-in no ha descuidado sus relaciones con Estados Unidos, a quien mantiene puntualmente informado de sus acercamientos con Pyongyang para evitar suspicacias. Ivanka Trump, hija y asesora especial del presidente norteamericano, ha encabezado la representación estadounidense en la clausura de los Juegos y como tal ha recibido un tratamiento privilegiado, pese a su cargo: fue invitada a cenar por Moon Jae-in y su esposa, la primera dama Kim Jung-sook, en el salón de la residencia presidencial reservado a los jefes de Estado, en toda una declaración de intenciones.

Aunque no se puede descartar que Ivanka Trump mantenga algún tipo de contacto con Yong-chol, mediante la intermediación de Moon, hay que recordar que el jefe de Inteligencia norcoreano aparece en las listas negras de altos oficiales sometidos a sanciones por Seúl y por Washington.

 

Fuente: elmundo.es

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