Todos los caminos conducen a China

Sorprende la velocidad con que las autoridades nacionales han asumido las relaciones diplomáticas y comerciales establecidas recientemente con la República Popular China. Tanto así, que ya se ha anunciado la visita del Presidente dominicano a ese lejano país del oriente y se espera que, en un corto plazo, el presidente chino haga recíproco ese gesto. También, ya ambos países tienen abiertas sus respectivas embajadas y el flujo de funcionarios hacia una u otra nación han empezado a moverse.

Si todo sigue como va, y contando con los turistas chinos, pronto llegaremos a la meta que se había establecido de 10 millones de turistas en un año. Por igual, se espera que con los acuerdos que se firmen entre el presidente Danilo Medina y su homólogo Xi Jinping, se despierte el interés de los empresarios chinos por invertir en República Dominicana. Con la creatividad e innovación que practican los chinos, es probable que los mercados de la economía dominicana conozcan un mayor dinamismo y que haya un efecto multiplicador beneficioso para los agentes económicos.

Las expectativas de que el intercambio comercial entre ambas naciones se active también han aumentado, y se espera que las exportaciones dominicanas den un salto mayor a partir de este momento. Según un documento del CEI-RD, en el período 2012-2016, el volumen negociado entre la economía dominicana y la china es de más de 7,700 millones, con un balance claramente favorable para la nación asiática. En efecto, en cuatro años le vendimos a los chinos algo más de 1,000 millones (17% del intercambio), mientras ellos nos vendían más de 6,400 millones (83% de las relaciones comerciales).

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Pero quizás lo más importante de los acuerdos que se establecerán con China lo constituye la posibilidad de que nos convirtamos en un gran centro de distribución para Centroamérica y el Caribe, lo que sí sería una apuesta positiva con resultados casi asegurados. Sin exagerar, podríamos pensar hasta en una Ruta del Caribe. Esto implicaría, en el corto y mediano plazo, una mejora sustancial en la infraestructura marítima, aérea y portuaria, así como la necesidad de modificar la forma en la que hacemos negocios.

De hecho, será imprescindible que desaparezca la corruptela y que se hagan más eficientes y transparentes los sistemas que avalan las relaciones comerciales, pues los chinos no cogen corte con la corrupción ni con los esquemas mafiosos cuando se trata de su economía.

Vía:eldinero.com.do

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