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El alemán Hansi Flick ha ganado su primer título como azulgrana y su sexta final consecutiva. Flick, que venía de ganar uno de los últimos siete partidos de Liga. Flick, que ni pestañeó cuando le dijeron que igual no podía contar con Dani Olmo por el resto de temporada. Flick, al que le dijeron, ya en Arabia Saudí, que igual perdía a Ronald Araujo “porque la ‘pela’ es la ‘pela’”. Flick, que fue el primero que le ofreció su anorak a Frenkie de Jong para que no se resfriase. Flick, que sentó a Iñaki Peña para cumplir las normas, las que torea el presidente. Flick, que se quedó con 10, a falta aún de 42 minutos, frente al Real Madrid por expulsión de Wojciech Szczesny. Flick, que ya le metió cuatro al Real Madrid en el Santiago Bernabéu, va y le mete cinco en Yeda.
Hansi Flick, ese es el modelo a seguir, el comportamiento a imitar, la imagen del auténtico Barça, la verdad del ‘més que un club’, el hombre, el profesional, el técnico, incapaz de celebrar su primero título con un corte de mangas, con una ‘botifarra’ o sembrando insultos sobre el mismísimo césped, el maestro que planta cara a los ricos más ricos esgrimiendo todo lo que tiene, talento, seriedad, profesionalidad, reglas, las que se salta su presidente (pretendiendo, incluso, tener razón) y, sobre todo, confiando en los niños de La Masia, la auténtica herencia del pasado.
Sacar pecho
El martes, sin duda, Joan Laporta volverá a repartir carnets de culé y eso que el Barça ha perdido ya a más de 14.000 socios. El martes, Laporta fardará de una Supercopa que es de Flick, de Lamine Yamal, de Casadó ¡Dios que partido el de este muchacho!, de Pedri, de Raphinha, que, si es Olmo, igual se lo piensa, de Balde… Más que del presidente, que sigue sostenido por el equipo cuando el resto del club zozobra. La final de Laporta la arbitro el CSD y, de momento, la ha ganado. Tal vez por eso, a lo largo del partido, se permitió más de una cabezadita. Se vio en la tele, sí.
Es el título oficial nº 100 del Barça en competiciones nacionales e internacionales: 27 Liga, 31 Copa, 2 Copa de la Liga, 15 Supercopa de España, 3 Eva Duarte, 5 Copa de Europa, 4 Recopa, 3 Copa de Ferias, 5 Supercopa de Europa, 2 Copa Latina y 3 Mundialitos. Y es el primer título de Flick y Lamine Yamal, que volvió a ser el futbolista prodigioso, desequilibrante y goleador que promete estirar la alegría de esta noche durante los próximos años.
Hansi Flick y Carlo Ancelotti se saludan en la víspera de la final de la Supercopa de España en Yeda. / RFEF
Y es el título que, de nuevo, como ya ocurriera tras la reciente goleada de Flick en la ‘casa blanca’, pone en la rampa de salida al mismísimo Carlo Ancelotti, el ganador de los ganadores. Nunca, jamás, dos clásicos seguidos se resolvieron con dos sonoras goleadas del Barça, con cuatro o más goles. Nunca. Y eso lo ha logrado Flick, el caballero a imitar, con y sin táctica de fuera de juego. El baño táctico que Flick le dio anoche al maestro italiano, al catedrático de los catedráticos, fue, es, sonoro y, sin duda, hará pensar a Florentino Pérez.
Como debería de pensar en sacar partido de Vinicius Júnior y vendérselo, cuanto antes, a Arabia Saudí. Es más, se podría ya quedar allí. Esta final ha demostrado que un Kylian Mbappé lesionado es mejor que un ‘Vini’ atormentado. A ’Carletto’, que ya puede darle las gracias a Szczesny, expulsado, por librarle de una histórica goleada que hubiese acabado con su carrera, no le quedó más remedio que sustituir al brasileño, mientras Mbappé se enfrentaba solo con la defensa culé.
Es el título oficial nº 100 del Barça en competiciones nacionales e internacionales: 27 Liga, 31 Copa, 2 Copa de la Liga, 15 Supercopa de España, 3 Eva Duarte, 5 Copa de Europa, 4 Recopa, 3 Copa de Ferias, 5 Supercopa de Europa, 2 Copa Latina y 3 Mundialitos
Ancelotti ya está sentenciado. Su Real Madrid, aquel equipo con suerte pero con alma, con chiripa pero con empuje, sin fútbol pero con ocasiones, que tantas veces ha ganado sin merecerlo, no ha comparecido en Yeda. En los últimos 50 minutos contra 10, el Real Madrid tuvo una sola ocasión de gol, un disparo, cómo no, de Mbappé, que detuvo, por suerte, Peña, que tampoco estaba preparado, equipado, listo en el banquillo para saltar al césped y se tragó, por su palo, la falta de Rodrygo.
La exhibición del Barça, perdón, la nueva exhibición del Barça ante el Real Madrid, sirvió para que el madridismo se convenza, de golpe, de que la ‘era Ancelotti’ ha terminado. Ni tuvo ‘plan B’, ni aprendió de aquel 0-4 y eso que Valverde reclamaba (simpáticamente) venganza, ni sabe cómo resolver todos los líos que le plantea Flick cada vez que se enfrenta al alemán.
Ya hay quien recuerda que ‘Flo’ se cargó a Julen Lopetegui, en octubre de 2018, tras ser goleado espectacularmente por el Barça. Y puso a Santiago Solari, que sigue en el Madrid.
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