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El RCD Espanyol cerró la primera vuelta decimoctavo con 16 puntos, tras el insuficiente empate del pasado sábado en Cornellà ante el Leganés (1-1). De nuevo, el equipo de Manolo González, fue incapaz de mantener el resultado, y las proyecciones de cara al final de temporada asustan a una afición que ve como su equipo náufraga hacia la Segunda División.
Mucho tienen que cambiar las cosas, en el segundo tramo de la competición, si el Espanyol quiere mantener la categoría. Los problemas que han ido de la mano del equipo blanquiazul, a lo largo de la temporada, volvieron a salir ante el Leganés. La poca confianza que proyecta el equipo en ambas áreas, sobre todo en la ofensiva, se ve reflejada en que el Espanyol ha sumado 6 puntos de los últimos 30 disputados. Una victoria y tres empates en las últimas diez jornadas de liga.
El bajo rendimiento de las incorporaciones que fichó Fran Garagarza, atado de manos por la falta de recursos económicos, ha propiciado en una plantilla muy justa y con carencias en varias líneas. Quitando a Kral y Kumbullah, los demás llegados han sido un fiasco, especialmente los tres delanteros, Cheddira, Véliz y Cardona. De hecho, en el último encuentro, ninguno de ellos estaba en el once inicial, ya que Manolo optó por tirar de cantera con Antoniu Roca, Javi Puado y Jofre Carreras.
El espanyolismo, como cualquier otro club en su situación, miraría el mercado invernal como la solución a una plantilla que procura de múltiples refuerzos urgentes. Sin embargo, la escasez de recursos económicos, dificulta la llegada de algún jugador diferencial que pueda ayudar a cambiar el panorama de Cornellà.
Un punto fuera del RCD Stadium en la primera vuelta
Uno de los datos más aterradores de este equipo, y que explica la posición en la que se encuentra, es que solamente ha conseguido sumar un punto fuera de Cornellà. En agosto, Atlético y Espanyol se repartieron los puntos tras empatar 0-0 en el metropolitano. Desde entonces, todas las salidas del equipo de Manolo González han terminado en derrotas. Una estadística que refleja el frío que tienen los jugadores del técnico gallego fuera de casa.
La afición, incansable como siempre en este club, cada vez está más desgastada, y la figura de Manolo empieza a ser muy cuestionada. No obstante, la gente es consciente de la plantilla con la que trabaja el entrenador y la duda está en sí otro podría hacerlo mejor, o al menos, aportar algo nuevo a un equipo psicológicamente hundido.
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