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Bombos y clarinetes anunciaban el clásico más igualado. Un deseo más que una realidad por más que se enfrentaban los dos primeros clasificados en casa del segundo, el Real Madrid, que sólo había encajado tres goles en nueve jornadas. Esos tres goles los encajó de golpe en 39 minutos. En cuanto se topó con el Barça. Las mujeres cerraron el duelo con el mismo resultado que el masculino, con un 0-4 que enrojece de nuevo al club blanco. Quince partidos del femenino, quince derrotas.
La vida sigue igual en el fútbol femenino, con un Barça que anda demasiado lejos de todos sus perseguidores, aunque el Madrid, se dice, intenta recortar las distancias a golpe de fichajes. Le sirve, de momento, para erigirse en el candidato principal de la Liga F si un día el Barça desapareciera. O se emborrachara de autocomplacencia y decidiera pararse, ensimismado con la gloria acumulada.

Claudia Pina enseña el escudo a la grada de Valdebebas tras anotar el 0-3. / Europa Press
Otro jardín azulgrana
Pere Romeu mantiene viva la llama de la ambición, heredado el equipo de Jonatan Giráldez y éste la de Lluís Cortés. Florentino Pérez no se acerca a Valdebebas, como si lo considerara un territorio hostil -lo parecía, audibles los cánticos de “ser del Barça és el millor que hi ha” y “boti, boti, boti, madridistia qui no boti”-, indiferente al inmovilismo de Alberto Toril, con el mismo abrigo desde 2021. El Alfredo di Stéfano es un jardín para las mujeres azulgranas.
Florentino Pérez no se acerca a Valdebebas, como si lo considerara un territorio hostil. No le falta razón. El Alfredo di Stéfano es un jardín para las mujeres azulgranas.
El Barça es otra dimensión por la ejecución de su fútbol, por los conceptos que maneja, por la consolidación del proyecto, por la velocidad con que se despliega, en una superioridad física y técnico que, a veces, se traduce en el resultado. No sucedió en Valdebebas. Evitó que sucediera Misa Rodríguez, la portera del Real Madrid, con una colección de paradas que atrancó el funcionamiento del marcador. “Deberíamos llevar bastantes más goles”, opinaba Clàudia Pina en el descanso, la autora del tercero.

Las jugadoras del Barça celebran el 0-1 en el clásico jugado en el estadio Alfredo di Stefano. / Europa Press
El primero y el segundo fueron obra de Patri Guijarro. La versión femenina de Sergio Busquets. Acaso mejorada. Valga el símil para identificar la posición de mediocentro que ocupan y la injusticia por la falta de reconocimiento que reciben. Por la relevancia de su función y la calidad con la que se desempeñan, sin una triste tarjeta de invitación para el Balón de Oro.
Patri, 26 años, décima temporada en el primer equipo, sublimó a Busquets en tanto que es el modelo de referencia en la posición del 6 de la numerología del Barça. Patri es la 12. Mucho mayor es su radio de acción, multiplicada su capacidad goleadora. Marcó el 0-1 al rematar un córner junto al segundo poste y firmó el 0-2 con un tirazo envenenado desde fuera del área. Para que la vida siga igual en el fútbol femenino.
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