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En el futuro gabinete de Donald Trump pueden cambiar los nombres pero se mantiene intacta la filosofía. Horas después de que el polémico excongresista ultra Matt Gaetz renunciara a su candidatura como fiscal general consciente de que sus escándalos sexuales hacían inviable su confirmación en el Senado, el presidente electo republicano ha anunciado a su nueva escogida para el cargo: la exfiscal general de Florida Pam Bondi.
La selección ratifica la determinación de Trump de colocar a una persona de lealtad probada al frente de Justicia, un cargo vital para implementar la radical agenda que el republicano plantea para su segundo mandato y que hace temer por el fin del objetivo tradicional de mantener la independencia de ese Departamento. Trump, que en campaña habló repetidamente de buscar «venganza» y represaliar a sus «enemigos«, ya ha anunciado la selección de tres de los abogados que le han representado en causas penales (Todd Blanche, Emil Bove y John Sauer) para completar la cúpula de Justicia.
Bondi, una firme aliada
De 59 años, y primera mujer que llegó a fiscal general de Florida, cargo que ocupó entre 2011 y 2019, Bondi responde al perfil de lealtad total y es desde hace mucho tiempo una firme aliada de Trump. Formó parte del equipo de defensa del republicano en su primer ‘impeachment’ y tras las elecciones del 2020 se integró en el aparato legal que lideró los esfuerzos de Trump por revertir su derrota frente a Joe Biden.
La cercana relación entre ambos viene de antes. En 2013, cuando estaba al frente de la fiscalía de Florida, Bondi anunció que estudiaba sumarse a una demanda que el entonces fiscal neoyorquino había planteado contra la Trump University por haber timado a los estudiantes de aquel centro. Cuatro días después Trump hizo una donación de 25.000 dólares a su campaña de reelección y Bondi nunca se sumó a la demanda. Ella aseguró que la donación no tuvo nada que ver con su decisión y Trump acabó pagando una pequeña multa por no haber informado a Hacienda de la donación a Bondi y falsificarla en documentos fiscales.
Bondi tiene credenciales conservadoras y en su tiempo en la fiscalía de Florida fue firme opositora al matrimonio homosexual. En aquella época se destacó también por el combate contra las drogas y el tráfico de menores pero abrazó otras causas conservadoras como los intentos por acabar con la reforma sanitaria de Barack Obama.
Cercana a Susie Wiles, la veterana estratega política de Florida que será la jefa de gabinete de Trump, Bondi entró tras dejar el cargo en el sector privado en una firma de lobi de Brian Ballard, otro cercano aliado de Trump e importante recaudador de fondos para el republicano. En esa empresa trabajó representando a clientes como Qatar, Uber, Amazon y General Motors.
Actualmente dirigía el departamento legal del America First Policy Institute, un laboratorio de ideas ultraconservador que ha estado muy cercano a Trump durante la campaña y la transición y donde Bondi ha supervisado las demandas por cuestiones de voto que Trump había planteado en estados bisagra antes de lograr su victoria. De ese ‘think tank’ también forman parte otros elegidos para su gabinete como la candidata a secretaria de educación, Linda McMahon, el embajador ante la OTAN Matthew Whitaker o el responsable de la Agencia de Protección Ambiental Lee Zeldin.
«Durante demasiado tiempo el partidista Departamento de Justicia se ha usado como un arma contra mí y otros republicanos. Ya no», dijo Trump en un mensaje en Truth Social anunciado su selección de Bondi. «Pam volverá a poner el foco en el propósito de combatir el crimen y hacer los EEUU seguros de nuevo».
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