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Kevin Punter emprendió un camino que muchos jugadores de baloncesto norteamericanos prueban desde hace lustros. Sin opciones de culminar el sueño de la NBA, tanteó la experiencia europea. Punter recorrió países y ligas de las que nunca había oído hablar mientras crecía en el Bronx de Nueva York. Grecia, Bélgica, Polonia, Italia y Serbia (no necesariamente por este orden) forjaron al jugador y la persona que es hoy a sus 31 años. Lo que le distingue de los demás compatriotas es haberse convertido en una estrella referencial en Europa, el francotirador implacable que tira del carro y al que darle el balón cuando la presión asfixia y las muñecas tiemblan.
Su adaptación al Barça ha sido inmediata desde que llegó este pasado verano. Declarado mejor jugador de octubre en la Euroliga, el escolta juega igual que posa ante la cámara de EL PERIÓDICO, con suma seriedad. En la conversación se abre y se ríe. La excusa es el Barça-Madrid de este jueves en competición continental (20.45 horas). No hace falta explicarle mucho sobre la histórica rivalidad. Cuando jugaba en el Partizan tuvo un duro enfrentamiento con Sergio Llull en la final de la Euroliga del 2023, con pelea y sanciones por en medio.

Kevin Punter, en el Palau Blaugrana. / Jordi Cotrina
Un Barça-Madrid siempre es especial. Después de lo que pasó cuando jugaba en el Partizan, ¿lo es también para usted? Diría que lo es en la medida que es importante para el club y la afición. Estoy agradecido de poder participar en un partido así. Pero no hay más. El pasado es el pasado.
¿Ha hablado con Llull de aquello? No, no hace falta.
Ha entrado de maravilla en el Barça. Siento que es fácil adaptarse cuando estás rodeado de buenos jugadores. Puedo anotar de muchas maneras y mis compañeros me ayudan a ser yo mismo. Me han hecho la vida mucho más fácil.
¿Podemos considerarle la estrella del equipo? Dejo que la gente diga lo que quiera decir. Yo solo hago mi parte. Trato de ofrecer la mejor versión de mi mismo y eso es todo.
Comparado con otros equipos potentes en los que ha jugado a lo largo de su carrera, ¿cómo ve las opciones del Barça de ganar los títulos importantes de la temporada? Creo que es muy posible. He estado en muchos equipos. A veces me he enfrentado a estos equipos con otros a los que he ido después. Por ejemplo, este equipo comparado con el Olimpia Milano que llegó a la final four de la Euroliga… No quiero decir que es igual, pero tenemos las mismas piezas. Creo que tenemos buenas opciones de conseguir algo realmente especial.
Viene de ser entrenado por un técnico muy intenso como Obradovic. Peñarroya parece más calmado. ¿Aprecia a estas alturas de su carrera un trato así?
Aprecio todo. No me gusta comparar entrenadores. Cada uno tiene su estilo, su forma de hacer las cosas. Lo respeto y espero así disfrutar del baloncesto.
¿Por qué ha firmado por una sola temporada? No tengo una explicación para eso. No lo sé. Veremos qué pasa.
Cuando era joven y aspiraba a ser una estrella del baloncesto, ¿a quién idealizaba? A Kobe Bryant. Crecí mirándole por televisión todo el rato. Aparte de mi padre, que también fue jugador. Pero Kobe, sobre todo. Su muerte fue una noticia terrible.

Kevin Punter y Sergio de Larrea, durante el Barça-Valencia. / Europa Press
¿Cuál cree que ha sido el impacto para usted, no solo como jugador de baloncesto, sino como persona, haber jugado y vivido en seis países diferentes? Te digo una cosa: cada uno de los caminos que tomé, experimenté algo totalmente distinto que me formó y me cambió. Me resultaría muy difícil elegir un país o un equipo específico. Cada paso fue útil. Estar en el Lavrio (su primer equipo europeo, en Grecia), no ser aceptado, ir a Polonia, en medio de la nada, y después ir a Atenas y empezar a entender lo que es Europa, disputar la Euroliga, ganar algún campeonato, después fichar por un equipo y jugar poco, resarcirme en otro sitio… He tenido que pasar por mucho. Ha habido mucha adversidad por el camino y me ha pulido hasta ser quien soy hoy. Descubrí mucho de mi mismo, en particular en esos momentos en que no estaba muy seguro de mi futuro en el baloncesto.
¿Temió alguna vez que no llegaría a convertirse en jugador profesional? Al principio de mi carrera no tenía otra cosa en mi cabeza. Solo trabajar y trabajar para mejorar y tratar de no perder la fe, y perseguir mis objetivos. Con mi agente nos planteamos un plan de cinco años: tuve que sacrificarme mucho, en lo que es diversión, vacaciones, en tiempo libre. Pero el plan ha funcionado. Mucha gente no se da cuenta de lo que he pasado para llegar aquí.
¿Quién o qué le ayudó a creer en sí mismo? Tuve que aprender a entender lo que es la política del baloncesto en la NBA, entender que puedes tener una vida fantástica y una gran carrera jugando en Europa. No lo entendí al principio de llegar aquí. Y muchos jóvenes jugadores universitarios no lo entienden. Cambié mi perspectiva observando a jugadores que vinieron antes. Fíjate: cuando estaba en el Lavrio, iba a Atenas a ver al Panathinaikos y a jugadores como Mike James, Nick Calathes, James Gist… Les veía moverse y jugar y cambió mi perspectiva de Europa. Pensaba: ah, Ok! No está tan mal, jajaja.
«He superado no haber jugado nunca en la NBA… ¡Creo! Jajaja. Al principio de mi carrera lo deseaba muchísimo. Y me enfadaba no haberlo conseguido. Pero ahora estoy en un momento de mi vida que si llega perfecto y si no, pues no pasa nada»
¿Le produce un poco de picor no haber jugado nunca en la NBA? Lo he superado… Creo! Jajaja. Al principio de mi carrera lo deseaba muchísimo. Pero mucho,¿eh? Y me enfadaba que después de tantos sacrificios y habiendo tenido tanto éxito en Europa, no haberlo conseguido. No lo entendía. Pero ahora estoy en un momento de mi vida que si llega perfecto y si no, pues nada, me encanta Europa. He hecho muchos amigos por todo el mundo, he conocido a mucha buena gente, así que estoy muy cómodo ahora donde estoy.
Alguna oferta le habrá llegado de EEUU. En un par de ocasiones me ofrecieron contratos que financieramente no tenían sentido, no era lo más inteligente cogerlos.
¿Qué le gusta hacer aquí en Barcelona? Cuando tengo tiempo libre, que no es mucho porque hay muchos partidos, me encanta dar vueltas por la ciudad. Puedes ir caminando a todas partes. Es fantástica y el clima, también lo es. Me gusta ir al cine, de compras, de restaurantes…
He oído que no come carne. No. Prefiero verduras, mucho pescado, pasta… Y evito las bebidas carbonizadas. Me gusta el agua y el vino, jajaja.

El azulgrana Punter intenta zafarse de la defensa de Howard, este domingo en el duelo disputado en el Palau. / EFE/ Alejandro García
No hace mucho tuiteó que la siesta es de lo mejor que hay en la vida. Antes las odiaba, pero ahora me encantan… Ahora acabaré esta entrevista, iré a casa, comeré algo y me echaré una siesta de tres horas. Duermo mucho, jajaja.
¿Dónde se imagina viviendo cuando acabe de jugar al baloncesto? ¿Vuelta a Estados Unidos? Eso creo. Pero el baloncesto siempre tiene una forma curiosa de situarte en sitios que nunca te imaginas. Veremos lo que Dios y el baloncesto me tienen reservado.
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