El prospecto en cuestión es Josué Chacoa, quien se perfilaba como uno de los principales talentos a firmar en el periodo internacional de 2026, con un acuerdo verbal que alcanzaba los dos millones de dólares. Sin embargo, una investigación reveló que la información suministrada sobre su edad era falsa, lo que llevó a los Mets a cancelar la oferta y a la MLB a imponerle una suspensión de un año sin acceso a actividades de desarrollo ni oportunidades de firma.
Según fuentes cercanas al caso, los padres de Chacoa incurrieron en importantes deudas basándose en el bono que su hijo recibiría. Tomaron préstamos que representaban casi la totalidad del monto prometido por la franquicia de Nueva York. Tras el colapso del acuerdo, la familia se encuentra en una crítica situación financiera y, aún peor, ha comenzado a recibir amenazas de muerte.
“Debía casi todo el bono, ahora lo están amenazando de matarlos y de todo porque pidieron casi todo el bono en préstamos”, aseguró una fuente anónima vinculada al proceso.
Inicialmente se pensó que el joven era de origen dominicano, pero posteriormente se confirmó que es venezolano, lo cual complica aún más la situación, dada la creciente presión y vulnerabilidad de los entornos familiares de muchos peloteros latinoamericanos con aspiraciones a firmar en el béisbol organizado.
Más allá de la falta cometida, este caso expone nuevamente la frágil realidad socioeconómica que enfrentan muchos jóvenes peloteros y sus familias en América Latina. El sueño de llegar a las Grandes Ligas puede convertirse en una apuesta riesgosa cuando la desesperación y la falta de acompañamiento ético los lleva a manipular información para acceder a mejores oportunidades.
Ahora, Chacoa enfrenta una sanción de un año fuera del sistema de MLB, su familia está inmersa en un clima de intimidación y angustia, y su carrera, que se vislumbraba prometedora, pende de un hilo.
Este episodio resalta la necesidad urgente de reforzar los controles y la supervisión sobre los procesos de firma internacional, así como ofrecer educación y apoyo legal y financiero a los jóvenes talentos y sus representantes, para evitar que casos como el de Josué Chacoa se repitan, con consecuencias que van mucho más allá del terreno de juego.
