El presidente austríaco descarta a la ultraderecha, vencedora en las elecciones, para formar gobierno

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«El pueblo somos todos (…) Y para gobernar se necesita representar al menos al 50 % de los votos, no al 30 %. A Herbert Kickl le rechazan como aliado el resto de los partidos». Con estas palabras, el presidente austríaco, Alexander van der Bellen, justificó este martes el rechazo a encargar la formación del Gobierno al líder de la ultraderechista FPÖ, la fuerza más votada en las elecciones parlamentarias del 29 de septiembre, con casi un 29%.

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