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Gustavo Gutiérrez, hijo de la renovación de la Iglesia Católica después del Concilio Vaticano II y luego padre de lo que se ha conocido como la Teología de la Liberación, falleció a los 96 años. Ordenado sacerdote en 1959,y dominico a partir de 2001, Gutiérrez consagró su vida a una reflexión teológica elaborada a partir de la «opción preferencial por los pobres».
El mensaje de este sacerdote nacido en Lima en 1928 tuvo un fuerte impacto regional a fines de los años sesenta, después de la Conferencia Episcopal Latinoamericana de 1968. Sus escritos fueron adoptados como fundamento de las prédicas a favor de la justicia social. Muchos religiosos pagaron esta adopción con sus vidas en América Latina.
´Teología de la liberación. Perspectivas` se editó en 1971, en momentos de fuerte ebullición social en numerosos países latinoamericanos, y cuando la Iglesia Católica era completamente hegemónica en la feligresía. Gutiérrez le añadía a su prédica pastoral un llamamiento a la transformación del orden económico a partir de las necesidades históricas de los sectores oprimidos de las sociedades. «La pobreza es para la Biblia un estado escandaloso que atenta contra la dignidad humana y, por consiguiente, contrario a la voluntad de Dios», recordaba el peruano.
La escritura y el territorio del sacerdocio no estaban disociados en Gutiérrez. Su trabajo en las comunidades vulnerables se desarrolló a la par de otros textos claves como ´Revelación y anuncio de Dios en la historia` y ´La fuerza histórica de los pobres` . Los sectores conservadores lo acusaron de camuflar una ideología de izquierda bajo el disfraz teológico. «Se trata de dejarnos juzgar por la palabra del Señor, de pensar nuestra fe, de hacer más pleno nuestro amor, y de dar la razón de nuestra esperanza desde el interior de un compromiso que se quiere hacer más radical, total y eficaz», explicó.
El giro conservador en el Vaticano a partir de la llegada de Juan Pablo II supuso mayores limitaciones para la Teología de la Liberación, que había encontrado otros referentes como el sacerdote y escritor brasileño, Leonardo Boff. A pesar de esos obstáculos, Gutiérrez no cesó en defender sus postulados fundamentales.
En 2018, el Papa Francisco reconoció su papel al saludarlo por su 90 cumpleaños. En su carta, el pontífice le agradecía su servicio teológico. «En este momento significativo de tu vida, me uno a tu acción de gracias a Dios, y también te agradezco por cuanto has contribuido a la Iglesia y a la humanidad, por todos tus esfuerzos y por tu forma de interpelar la conciencia de cada uno, para que nadie quede indiferente ante el drama de la pobreza y la exclusión».
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