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Con la cabeza alta, sin sus gafas de sol y custodiada por sus abogados, Gisèle Pelicot llegaba este miércoles al Tribunal de Aviñón entre los aplausos de decenas de personas que la esperaban a la entrada del edificio. La víctima de más de cien violaciones orquestadas por su marido cuando ella estaba bajo efectos de somníferos, ha vuelto a declarar frente al Tribunal tras semanas escuchando a decenas de sus violadores.
Esta vez, Giséle no ha sido capaz de mirar a la cara al que fue su marido y violador, Dominique Pelicot, pero aun así ha reunido las fuerzas para dedicarle unas palabras, porque para ella fue el «hombre perfecto» durante 50 años: «A día de hoy no sé cómo reconstruirme de todo esto. Afortunadamente, estoy siendo tratada por un psiquiatra, pero no sé si podré llegar a comprender todo esto algún día», ha dicho.
Mientras Gisèle insistía en no saber cómo ese hombre «excepcional» había «traicionado su confianza» de esa manera, y durante tantos años, Dominique no era capaz de levantar la mirada. Aunque esta vez sin lágrimas y algo más tranquilo que en las anteriores declaraciones de la que fue su mujer, el acusado ha intercambiando palabras con su abogada durante la locución.
Esta mujer, convertida en un auténtico símbolo feminista en Francia, explicó que cada día acude al juicio por todas aquellas “mujeres y hombres víctimas de violación que la sostienen”, pero también todo ese público que día tras día la apoyan, con aplausos en los juzgados y con mensajes a través de las redes sociales. «He tomado conciencia de que no tengo que tener vergüenza, no tengo nada a reprocharme, he sufrido 100 violaciones», aseguró. Igualmente, afirmó estar «destruida» a sus 72 años: «Soy una mujer completamente destruida y no sé cómo me voy a levantar. No sé si mi vida dará para entender todo lo que me ha ocurrido».
La última vez que tomó la palabra fue para denunciar «una humillación» en algunos de los testimonios y en las estrategias de algunas de las defensas: «Vinieron a violarme, es tan degradante lo que escucho en esta sala».
“Yo también tuve a un hombre excepcional en casa”
Gisèle ha tenido palabras para todos, no solo para el que fue su marido. También se ha dirigido a todos los hombres acusados de violarla: “Entiendo las disculpas, pero para mí son inútiles porque cuando se excusan, lo hacen por ellos mismos”, e insiste en que no quiere hablar desde el odio y la vergüenza, sino desde la determinación.
Tas dar un repaso a todos esos hombres, ha querido dirigirse a las mujeres que han ofrecido su testimonio durante este proceso judicial: “A estas mujeres, estas madres, estas hermanas, que testifican en el Tribunal y afirman que su hijo, su hermano, su padre, su marido era un hombre excepcional. Yo tenía lo mismo en casa. El violador no es el que te encuentras en un parking a altas horas de la noche, también puede estar en la familia, entre amigos”.
Una frase que ha resonado en los pasillos durante el receso, cuando decenas de periodistas franceses e internacionales contaban con detalles la declaración de Gisèle, mientras ella abandonaba la sala, de nuevo, entre aplausos.
«Una violación es una violación»
En las inmediaciones del Tribunal de Aviñón, y también en cada calle de la ciudad, se pueden ver pancartas en apoyo a Gisèle Pelicot y a las víctimas de abusos sexuales. «Una violación es una violación», decía una de ellas, mientras que en otra se leía en castellano: «Bienvenidas nuestras hermanas en apoyo a Gisèle», en referencia al grupo de feministas españolas que acudió a la manifestación que tuvo lugar el pasado sábado frente al juzgado en apoyo a la víctima.
Una frase que ha querido repetir Gisèle durante la audiencia: «Quien es violador es violador para siempre. No hay violación y violación”. Esta frase, que mencionó uno de los abogados de los acusados, se ha convertido ya en todo un grito de lucha contra la violencia hacia las mujeres.
Tras la declaración, el presidente del Tribunal ha solicitado un receso de más de una hora. Giséle ha tenido que alargar la pausa; “se encuentra cansada y afectada. No es fácil para ella ponerse frente al Tribunal”, explica su abogado ante la prensa. “En principio, no volverá a hablar hasta finales del proceso judicial”, insiste.
El caso Mazan ha despertado la ira de las mujeres francesas, pero también ha vuelto ha poner sobre la mesa el debate sobre el consentimiento. Las autoridades insisten en que hay que tomar como ejemplo este caso, puesto que gracias a la denuncia de las mujeres, que fueron grabadas por Dominique en un supermercado, la policía pudo revisar el teléfono del marido de Giséle y destapar la barbarie que estaba viviendo desde hacia diez años. «Si esas mujeres no hubieran denunciado, Giséle hoy no estaría aquí», declaró uno de los agentes durante el proceso judicial.
Está previsto que el juicio de Mazan finalice el 20 de diciembre con la lectura de las 51 sentencias.
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