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De Málaga 2014, con Luis Enrique en el banquillo, a San Sebastián 2024, con Hansi Flick de entrenador. Ha pasado ya una década. Del Pedro-Messi-Neymar al Fermín-Lewandowski-Raphinha. Quedan unidos ambos equipos y, al mismo tiempo, ambas delanteras porque terminaron sin disparar a puerta.
Del empate en La Rosaleda (0-0) a la derrota en Anoeta (1-0) la noche en que el nuevo Barça de Flick descubrió la impotencia detrás de la punta de la bota del delantero polaco.
Faltaba Lamine Yamal, aquejado de unas molestias que le produjo un golpe recibido en Belgrado. Siendo como es una ausencia de enorme impacto -«claro que lo echamos de menos, pero no hay excusas», admitió el técnico alemán- no puede explicar la falta de remate de un equipo que promediaba más de cuatro goles por partido en los siete últimos encuentros.
Los jugadores del Barça abatidos tras encajar el 1-0 de la Real Sociedad, marcado por Becker. / Afp / Ander Gillenea
Hay más razones. El entramado táctico diseñado por Imanol Alguacil también provocó ese colapso ofensivo azulgrana. «Es un equipo que presiona muy bien. A veces va hombre a hombre y no te dejan salir. Nos ha costado mucho iniciar la jugada, sobre todo en la segunda mitad donde no teníamos claridad. Empezamos bien en los primeros minutos, pero luego no sabíamos cómo salir», confesó Pedri, retratando esa sensación de impotencia vivida ante el conjunto vasco.
11 remates, 0 a puerta
Colapsado y desconfigurado quedó el líder porque tiró hasta en 11 ocasiones, pero ninguna entre los tres palos. De ahí que haya quedado ya unido para siempre a aquel Barça emergente de Luis Enrique, que se bloqueó en Málaga, aunque después terminara ganando todo: Champions, Liga y Copa del Rey. Ocurrió el 24 de septiembre de 2014. Y desde entonces, siempre dejaban los azulgranas un tiro a puerta. Uno, al menos.
En San Sebastián se quedó seco, algo que jamás le había ocurrido con Flick. Solo ganó en una aplastante posesión (70% para los azulgranas; 30% para la Real) y en los pases (611 frente a 270) en una noche en que acabó derrotado. No creó, por ejemplo, ni una sola ocasión clara.
El Barça fue irreconocible en todas las áreas del juego. Ya desde el plan inicial de Flick en la primera mitad situando a Fermín en la banda derecha como sustituto del lesionado Lamine Yamal como después en los cambios (Dani Olmo, Gavi, Ansu Fati y el de Pau Víctor, ya en tiempo adicional) que no cambiaron nada.
Becker marca el 1-0 de la Real Sociedad al Barça ante Koundé y Pau Cubarsí en San Sebastián. / Reuters / Vincent West
No tuvo puntería (cinco de los 11 remates se marcharon fuera) ni tampoco supo sortear la sólida estructura defensiva de la Real (bloqueados los seis tiros restantes), simbolizada en el poderío de la pareja de centrales integrada por Zubeldia y el marroquí Aguerd, protagonista involuntario en el gol anulado por el VAR a Lewandowski, al tener su pie unos milímetros por detrás del polaco.
Sin lucidez en ataque
«La posesión no fue tan buena como nos hubiera gustado. Hemos empezado bien, el gol fue una decisión errónea del árbitro pero tenemos que aceptarlo», comenzó diciendo Flick en torno a su análisis de la derrota. «Después del gol de la Real hemos sufrido un poco. Hasta entonces estuvimos bien», reconoció el técnico alemán.
«No fue nuestro día, no hemos creado ocasiones y hemos tomado malas decisiones en el último tercio»
El gol no legal de Lewandowski dañó la autoestima del Barça. El gol legal de Becker, tras un desajuste defensivo de todo el equipo azulgrana, cambió, y ya para siempre, la tendencia del partido.
«No fue nuestro día, no hemos creado ocasiones y hemos tomado malas decisiones en el último tercio», reconoció Flick, asumiendo el inesperado frenazo sufrido en San Sebastián con Lamine Yamal en el palco del estadio, viendo la segunda derrota de la temporada en la Liga, escoltado por Deco, Bojan y Alejandro Echevarría.
Imanol Aguacil y Hansi Flick durante el Real Sociedad-Barça en el Reale Arena de San Sebastián. / Afp
No es solo lo que produce el joven delantero -regate, desequilibrio, asistencias, gol… – sino también lo que intimida e hipnotiza a los defensas rivales. Aunque sin chutar a puerta resultaba utópica pensar en una victoria para el Barça, más frágil que de costumbre porque no existía equilibrio. Era un equipo roto con demasiado espacio entre sus líneas, desprovisto, además, de sus principales señas de identidad.
Lewandowski solo disparó una vez en San Sebastián. Fue el gol anulado por el VAR
Cayó más veces en fuera de juego (4) que la Real (3). Y en el primer partido que no marca de toda la temporada se sintetizaron todos esos defectos. Defendió mal, no atacó nada (la única parada de Remiro fue un mal despeje en propia puerta de Zubimendi, minuto) y sus delanteros, sin Lamine, no aparecieron.
Once tiros y nada. Siete en la primera mitad: De Jong (m. 13), Cubarsí (m. 18), Pedri (m. 37), Iñigo Martínez (m. 38), Marc Casadó (m. 38), Fermín (m. 38), Raphinha (m. 44). Y cuatro solo en la segunda cuando tenía que remontar: Cubarsí (m. 50), Olmo (m. 59), Fermín (m. 59) y Olmo (m. 81).
O sea, en la media hora final no provocó peligro alguno en el área de la Real Sociedad. Ningún tiro llegó de un delantero cuando más lo necesitaba Flick. Lewandowski tiró una vez y marcó, pero el VAR se lo anuló. Y Lamine, en el palco.
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