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Quien la sigue la consigue. Nadie, absolutamente nadie, ha peleado tanto, más y mejor que la compañía Dorna Sports por tratar de crear una cantera de pilotos a lo largo y ancho de este mundo. Sabedores que los países europeos, muy especialmente España e Italia, son un auténtico hervidero de niños y jóvenes pilotos capaces de sacrificarse por llegar a lo más alto de la cima del motociclismo, los organizadores del Mundial de motociclismo crearon un montón de competiciones pilotos, nodrizas, de cantera, especialmente, en Asiapara tratar de conseguir que emergieran jóvenes de todas las nacionalidades, especialmente de Japón, Indonesia, China, Malasia y Tailandia.
Por fin, ayer, en Buriram, el circuito que albergó el Gran Premio de Tailandia, ante 85.000 apasionados espectadores, Japón consiguió celebrar, 15 años después de que Hiroshi Aoyama se coronara rey de 250cc, tener un nuevo campeón del mundo en la persona del original, curioso y silencioso Ai Ogura, como su nombre indica (Ai, en japonés, es amor) un auténtico encantado de piloto.
Ogura, otro catalán más
Ogura, de 23 años, nacido en Saitama, debutó en el Mundial en Jerez, cómo no, en 2018 y ganó su primer gran premio, cómo ni, en Jerez en 2022. Ogura vive en Rubí, junto a un pequeño lago donde suele ir a pescar, uno de sus entretenimientos favoritos junto a saber, más que nadie, del rock and roll de los 70. “Es un muchacho extraordinario y, sobre todo, con la cabeza muy bien amueblada. Sabe muy bien lo que quiere y cómo debe conseguirlo”, señala Toni Calvo, uno de los técnicos más importantes de las últimas décadas del motociclismo español-

Ai Ogura es manteado por su equipo tras conquistar, ayer, el título mundial de Moto2. / ALEJANDRO CERESUELA
Calvo fue (es) la mano de derecha de Alberto Puig, el excampeón a quien Dorna Sports, puso al frente de la Asian Talent Cup, entre otras muchas competiciones innovadoras en busca de talentos, empezando por la legendario Movistar Cup. Calvo ha sido, sin duda, una de las personas que más ha influido, junto a Puig y el japonés Aoyama, en la formación personal y profesional del nuevo campeón del mundo de Moto2, que se proclamó campeón ayer al acabar segundo en el GP de Tailandia. Tenía suficiente con acabar entre los cinco primeros para conquistar el cetro, a falta de dos carreras, Malasia y Valencia.
Ogura reconoció sentirse “el hombre más feliz de la tierra” y, sobre todo, no tener ni idea de lo que le estaba pasando. “Cuando tú empiezas a correr y ves que tus padres te ayudan, que la gente que te rodea quiere que te vaya bien, solo piensas en complacerles, pero cuando ya eres profesional te das cuenta de que todo, todo, es fruto del trabajo. Mucha gente cree que solo importa lo que ocurre en el fin de semana de gran premio. ¡Ni hablar!, lo que ocurre en el fin de semana de gran premio es fruto de lo que tú y tu equipos habéis trabajado antes”.
Ogura es, ciertamente, fruto de esa cantera a la que le cuesta encontrar diamantes en bruto y pulirlos. Y, curiosamente, es fruto de Honda, fábrica de la que, curiosamente, se separó, el pasado año, para volar sola. “Después de tantos años con nosotros, Ai decidió volar solo. Repito, él sabía lo que quería y la conquista de este título le da la razón”, señala Calvo, tan contento o más que Alberto Puig e Hiroshi Aoyama por la conquista de su chico, de su pupilo.
«Es increíble todo lo que me ha ocurrido hasta acabar siendo campeón del mundo. No puede ser, no. He trabajado muy duro porque, contrariamente a lo que la gente cree, lo que ocurre los fines de semana de GP solo es una consecuencia de lo mucho y duro que trabajas antes, mucho antes»
“Es evidente”, cuenta Puig, Team Manager del equipo Repsol Honda de MotoGP y uno de los profesionales que más ha hecho por buscar, crear y ayudar a crecer a los pilotos jóvenes desde que descubriera a Dani Pedrosa, “que Ai era de esos niños, de esos jóvenes, de esos talentos que tenía la posibilidad, en efecto, de alcanzar la cima de MotoGP. Ha ido quemando etapas con enorme eficacia y determinación y, al final, no solo ha obtenido la recompensa, tremenda para un japonés, de conquistar un título mundial sino de dar el salto a la máxima categoría”.
Puig, que acudió al corralito de Buriram para recibir, abrazar y felicitar al que fuese su pupilo, no pudo retener a Ogura en Honda pues prefirió la oferta de Aprilia para enrolarse en el equipo norteamericano Trackhouse, que dirige el italiano Davide Brivio, persona que ayudó a Valentinon Rossi a alcanzar la cima del motociclismo mundial.

El japonés Ai Ogura celebra su título, ayer, en el podio de Buriram, Tailandia. / ALEJANDRO CERESUELA
Ogura explicó, en una amplia entrevista en el programa PecinoGP, por qué dejó el Idemitsu Honda Asian Team y se enroló en el MT Helmets, con el que ha sido campeón y por qué, ahora, para dar el salto a MotoGP ha preferido, de nuevo, Aprilia a Honda. “El cambio de Moto2 lo di porque tuve la sensación de que en el Asian ya no iba a aprender nada más. No sé, puede que ni la organización de aquel equipo ni sus objeticos estuvieran en consonancia con lo que yo pretendía lograr. Fue una etapa maravillosa y fue un equipo fenomenal, la prueba es que muchos de sus componentes se vinieron conmigo al MT, pero debía cambiar”.
Y, respecto a abrazar, la próxima temporada, la Aprilia en lugar de una Honda en su espectacular salto a MotoGP, Ogura también fue muy claro. “Entre Assen y Alemania me vinieron a buscar los responsables de Aprilia y, la verdad, me lleve una sorpresa impresionante. No me lo esperaba, desde luego. Y les dije que sí, fundamentalmente porque solo hay que ver los papeles de cada GP para darse cuenta de que Aprilia está arriba en MotoGP y Honda aún tiene un largo recorrido que hacer para volver a ser competitivos. Los pilotos queremos motos que nos puedan ayudar a conseguir nuestros objetivos y Aprilia parece dispuesta a ofrecérmela”.
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