Vivir cerca de un campo de fútbol modesto: una oda al romanticismo

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El silbato del colegiado se cuela a las 8 de la mañana por las ventanas del piso de Mónica. Es sábado y los niños y niñas van y vienen por el césped vestidos con la equipación del CE Europa mientras los padres miran desde las gradas. Ella se lo mira desde el balcón donde puede ver perfectamente el campo de su equipo. Vivir cerca de un estadio puede ser ruidoso y en ocasiones molesto, pero tanto ella como muchos aficionados «no lo cambiarían por nada».

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