[ad_1]
Por naturaleza, la humanidad siempre está en busca de respuestas, y para ello ha tenido que cuestionarse varias cosas que suceden en su entorno. Algunas creencias arraigadas que suelen tener, hasta le fecha, radica en el hecho de que vivimos en un planeta donde las condiciones visuales instan a afirmar que formamos parte de una Tierra plana, ¿por qué? Pues por que no hemos “hallado” la curvatura que pruebe de manera irrefutable esta aseveración.
Los terraplanistas han sido, sin duda, un fenómeno peculiar en la historia moderna, desafiando la noción ampliamente aceptada de que la Tierra es una esfera. Sus teorías y creencias han provocado controversias y debates, aunque generalmente son consideradas como pseudociencia. Sin embargo, más allá de sus argumentos, la ciencia sigue avanzando, revelando nuevos aspectos sobre la naturaleza de los planetas que nos rodean.
Recientemente, un equipo de astrofísicos de la Universidad de Central Lancashire (UCLan) ha puesto sobre la mesa un descubrimiento bastante interesante que podría cambiar nuestra comprensión sobre la manera en que se forman los planetas. Durante mucho tiempo, se había asumido que los planetas, al igual que la Tierra, eran esferas perfectas en su estado inicial. Sin embargo, los hallazgos de este equipo de investigadores sugieren algo diferente.
Dimitris Stamatellos, profesor de astrofísica en la UCLan y uno de los investigadores principales, señala que sus estudios anteriores siempre habían dado por sentado que los planetas eran esféricos. Sin embargo, al adentrarse en nuevas simulaciones y análisis, se encontraron con algo sorprendente: los planetas NO SIEMPRE adoptan una forma completamente redonda durante su formación inicial. Más bien, tienden a ser lo que se podría describir como «esferoides achatados» o planetas que muestran una forma más aplanada en comparación con una esfera perfecta.
Este hallazgo desafía las concepciones tradicionales que teníamos acerca de la formación de los planetas y nos lleva a replantearnos cómo visualizamos estos cuerpos celestes en su etapa de nacimiento. ¿Cómo afecta esta forma aplanada al proceso de formación planetaria? ¿Qué factores ambientales contribuyen a esta peculiaridad en la forma? Estas son preguntas que los científicos se están esforzando por responder en la búsqueda de una comprensión más profunda de nuestro universo.
La importancia de este descubrimiento no puede subestimarse. No solo desafía nuestras ideas que teníamos antes arraigadas sobre la forma de los planetas, sino que también arroja importantes datos sobre los procesos fundamentales que impulsan la formación de los planetas, incluso del nuestro. No quiere decir para nada que los planetas son planos como un disco, ya que no se acerca para nada a esta forma. Pero al menos sí llegan a una estructura semejante cuando se encuentran en pleno desarrollo.
Para avanzar en esta investigación, el equipo de la UCLan planea realizar más estudios y análisis, centrándose en cómo el entorno en el que se forman los planetas puede influir en su forma y composición química. Estos esfuerzos se verán respaldados por observaciones futuras del Telescopio Espacial James Webb, que proporcionará datos importantísimos para validar y ampliar nuestros conocimientos sobre la formación planetaria.
Y ya para terminar, este descubrimiento insta a los terraplanistas se puedan plantear preguntas incómodas sobre la forma de nuestro propio planeta, y aun así, la ciencia continuaría avanzando, desafiando nuestras creencias arraigadas y revelando nuevas formas en las que no creíamos hasta que los estudiamos. En lugar de cerrarnos a nuevas ideas, este descubrimiento sugiere que debemos mantenernos abiertos a la posibilidad de lo inesperado y a seguir explorando algo, por más que ya lo hayamos estudiado, lo conozcamos o así creemos que lo conocemos.
Comparte ciencia, comparte conocimiento.
[ad_2]
