Los sabores tropicales, marca distintiva de la región del Caribe, son concentrados en un solo producto que evoca las raíces latinas en cada sorbo de un jugo creado por emprendedores dominicanos.
Siendo estudiante de economía y negocios en Estados Unidos, Luis Solís sintió la necesidad de emprender con algún proyecto que le generara ingresos y sobre todo satisfacción personal.
Solís relata que un día recibió la visita de un amigo que llegaba de Estados Unidos, como toda familia dominicana, su madre le brindó un poco de jugo de chinola que había preparado, ese sabor y frescura en un solo vaso sorprendió a su invitado.
Fue ahí cuando Solís supo que exportar el sabor de las frutas dominicanas en jugos hacia Estados Unidos, era la idea de negocios que tanto esperaba.
“Mi amigo no había probado ese jugo y me preguntó dónde podía conseguirlo en su país, ahí me nació la idea”, destaca.
El emprendedor comenta que luego de tener la idea contactó a su amiga y excompañera de trabajo, Ana Batlle, quien tenía conocimientos acerca de las frutas.
Prueba
Llevándose en su maleta algunos jugos congelados, Solís y Batlle empezaron a hacer los pininos en el que hoy es un negocio rentable.
Empezaron con un capital de US$10,000, monto que representaba los ahorros que tenían en conjunto.
Su filosofía desde el inicio fue aprender de cada paso que daban, aunque fueran erróneos.
La terraza de la casa de Batlle y el garaje de la residencia de Solís eran la fábrica de los productos.
“Éramos un negocio completamente de garaje internacional”
Hacer un producto económicamente viable era su principal objetivo.
Al principio del negocio comenzaron a exportar la pulpa congelada de las frutas y mezclaban los demás ingredientes en Estados Unidos. A los cuatro meses de emprender su negocio lograron conseguir su primer gran contrato con una tienda estadounidense.
Al ser un producto natural, la vida útil del jugo era muy corta por lo que decidieron implementar la tecnología HPP (High Pressure Processing o sea Procesado por Altas Presiones) la cual permite alargar la duración del embotellado hasta cuatro meses.
Con más de una razón para desistir de su idea, los jóvenes nunca se rindieron y sobrepasaron las vicisitudes que se les presentaron.
Catalogan su proyecto de negocios como toda una aventura.
Cuentan que no todo fue de “color de rosa”, pues en una ocasión no pudieron exportar pulpa de tamarindo, por una veda que tenía la fruta en Estados Unidos.
“Las historias que uno oye de emprendedores sobre nunca rendirse y que hay muchas trabas en el proceso, son ciertas” refiere Solís.
Cuatro años después de emprender su proyecto, “Jugos Caribé” ha creado 40 empleos directos y más de 400 de manera indirecta, poniendo en evidencia el éxito que han tenido en tan corto tiempo.
Aproximadamente 500, 000 botellas de jugos fueron vendidas en el 2017. La proyección de ventas a finales de este 2018 es incrementar en gran medida esta cifra, pues ya tienen contratos que permiten estimar ventas que superen los millones.
Mejorar la presencia de los productos dominicanos en las góndolas de los supermercados extranjeros, está dentro de los objetivos de estos emprendedores, quienes aspiran a diversificar la oferta de sus productos sin descuidar la calidad de los mismos.
